
Apolo fue el Dios más adorado e importante durante la antigüedad clásica, llegando a personificar en el cristianismo el propio Dios monoteísta.
Sus atributos, la eterna juventud, su cara imberbe, y su perfecta armonía corporal, asi es recordado, como el poeta que canta en la naturaleza rodeado de musas, con una corona de laurel adornando su cabeza.
El camino que llevó a Apolo a identificarse con Helio, dios del sol, comenzó con la identificación en la literatura, para triunfar durante el helenismo en las artes. Se refieren, ahora, en su gran medida, a Apolo como Febo, el luminoso.
Especificaciones de la pieza:
100% artesanal, Material 60% cerámico.
Altura 30 cm, Ancho 10 cm, Largo 15 cm.
Ideal para crear espacios clásicos, atemporales, minimalistas.